martes, 7 de septiembre de 2010

Mario, el Pintor de cuadros.

Pero había un lugar del parque, donde Lucio  paraba un buen rato. Era delante del caballete de un artista plástico.
Mario, pintor de cuadros, era uno de los visitantes fijos del parque. Concurría todos los días; colocaba la tela que estaba pintando, sobre el caballete y mezclaba colores en una gran paleta. Para eso utilizaba diversos pinceles y ahí se quedaba pintando, hasta que caía el sol. Sus cuadros eran bonitos y muy reales.


Lucio miraba fascinado, pero Pupy, se aburría; empezaba a ladrar y a morderle el tobillo. No paraba hasta  conseguír que Lucio a retomara el paseo en Bicicleta.


Pero esa tarde, Mario estaba pintando un mar embravecido donde un barco flotaba en medio de una terrible tormenta. Lucio bajó de su bicicleta y se puso a mirar fijamente la escena que se desarrollaba en la tela.
- ¿Qué clase de barco es ese, Mario?- preguntó 
- Ahh... este es un barco de piratas.
- Bueno, pero los piratas no existen.
- ¡Como no! Si existen- responde riendo Mario. Este barco va lleno de piratas y están buscando acción. El capitán mira con su catalejo para ver si puede abordar otra embarcación.
Mientras Lucio y Mario conversaban, Pupy se puso a ladrar a otro perro que pasaba. Estaba enfurecida y tiraba tan fuerte de la correa, que arrastraba a Lucio.
- Hasta luego, Mario – se despidió, siendo llevado a la fuerza por la perrita.

Dieron varias vueltas más al parque y finalmente volvieron a casa.
Lucio estaba cansadísimo. Su mamá le dijo mientras cenaban:
- Lucio, hoy corriste mucho. Preparé la bañera con agua calentita. Te das un baño y después a la cama.
Cuando Lucio entró a la bañera, observó que había muchas olas y entre medio de la bruma, un barco pirata.
Se dispuso a navegar por el ancho mar, sin rumbo fijo.

                                                          CONTINUARÁ

No hay comentarios:

Publicar un comentario