martes, 31 de agosto de 2010

Capítulo 10. Solucionamos problemitas

El Gran Mago Poroto era como Superman, tenía dos rostros. De día iba a la escuela como cualquier niño. Pero por las tardes... se transformaba en el "Gran Mago".

Siempre acompañado de sus ayudantes Martín y Julia, recorrían  la ciudad. Ofrecian  sus servicios sin cobrar nada. Eso sí, aceptaban agradecidos una rica merienda, a cambio de solucionar algún problemita.

domingo, 29 de agosto de 2010

Canción del Gran Mago Poroto



Desde el confín de los tiempos,
desde lugares remotos,
Aquí llega levitando,
nuestro gran Mago Poroto.



Los pajaritos tiemblan
y la tierra se estremece.
No te hagas el valiente,
porque te desaparece.



Nada por aquí, nada por allá.
Nuestro Mago ¿dónde está?
Nada por allá, nada por aquí.
Este Mago yo lo vi,
con su varita y su capa,
con su enorme galera.



Este es un Mago muy listo,
no es un Mago cualquiera



Naipes, pañuelos, monedas
y aplausos en su maleta.
Este es un Mago muy fino,
no es un Mago berreta.



Nada por aquí, nada por allá,
nuestro Mago ¿dónde está?
Nada por allá, nada por aquí,
nuestro Mago, llegó al fin.

En los ruiditos del final el mago hace pases mágicos

Capítulo 10. El Gran Mago Poroto

Pasaron varios días y mis ramitas caían sobre la tierra, algunas se secaron. Empecé a tomar un color raro y me puse muy triste.

Abue estaba preocupada, hasta compró un libro especializado en plantas carnivoras. Leía y con una lupa me miraba para ver si encontraba el problema que me aquejaba.     

Una vecina le dijo: - ¿No le convendría llamar al Gran Mago Poroto? Mire que es muy bueno! Soluciona cualquier problemita y viene con sus ayudantes. Abue aceptó, no soportaba más la tristeza de Bety.
Al otro día muy tempranito llegó El Gran Mago Poroto


Y
sus  Ayudantes: Los Duendes Martín y Julia

viernes, 27 de agosto de 2010

Capítulo 9. Estoy dejando de ser "carnívora".




Decididamente me estaba transformando en una planta vegetariana, de carnívora solo me quedaba el nombre. A cambio de eso, lo pasaba muy entretenida en la cocina de la abue.

 Siempre había ricos aromas. ¡Doña abue cocinaba muy bien!

Además sabía muchas historias y cuentos. Lucio venía muy seguido de visita. El no era de esos niños que enseguida quieren ver los dibujitos en la TV o pasan el día con juegos en la computadora. ¡No! Nada de eso.

 Lucio conversaba con sus abuelos, le gustaban los juegos de palabras, como por ejemplo: Prohibido decir: SI, NO, BLANCO Y NEGRO. Jugar al veo, veo… dibujar… leer historietas…

Ese día la abue le dijo:
- Te preparé la torta que a vos te gusta.
- ¿Cual?
- Un budin de naranja
- Hummm… que rico. ¿Puedo probar?- preguntó Lucio cortando un gran trozo

Budin de Naranja (Muy Rico!!!) El preferido de Lucio.


Ingredientes
2 huevos
100 grs. de manteca
1 taza de azúcar
2 tazas de harina leudante
1 taza de leche
ralladura de cáscara de naranja.






Preparación:
Unir la manteca, el azúcar, los huevos y la ralladura
hasta formar una crema. Agregar la leche y la harina de a poco. Luego enmantecar un molde y pasarle harina. Verter la mezcla adentro y hornear unos 40 minutos a horno suave. Desmoldar y.. !!Ya está!!


jueves, 26 de agosto de 2010

Capítulo 8. Competencia fotográfica

El otro día, la abue entró a la cocina con una revista abierta. Se acercó a mi maceta y me dijo:

- !Mirá  esta foto! Así tendrías que estar vos, si fueses una planta carnívora normal.



- Buahh...buahh. !Yo nunca voy a ser tan bonita!- dije, sabiendo que Doña Abue no escuchaba mi llanto.
El otro día  expliqué que los humanos nos hablan, pero no tienen capacidad para escuchar nuestras respuestas.
De todas formas, la abue es una buena señora y me dijo:
- Bueno Bety querida, no te preocupes ya vas a llegar a ser tan linda como la plantita de esta foto.
Y para consolarme me colocó un collar amarillo  alrededor de mi tallo. 
- ¿Me veo más bonita ? ¿Les gusta como me queda?

miércoles, 25 de agosto de 2010

Capítulo 7. Una cocina demasiado limpia

 -Ayy…que linda historia- dijo Bety. Me encantaría conocer a Gregoria.
A propósito ¿Nadie vió un mosquito, una arañita por algún lado?… Sigo sin probar un solo insecto desde que llegué a esta casa. La familia me resulta entretenida, no se puede negar, pero a mi me tienen a agua y
nada más. Esta cocina es tan limpia, que veo difícil que asome un solo insecto. Me parece que voy a debilitarme si sigo así…

martes, 24 de agosto de 2010

Capítulo 6. La abue cuenta historias

- Abue, mientras hacemos la torta ¿Me contás la historia de Gregoria?
- ¿Otra vez?- si ya te la conté muchas veces…
- Pero yo nunca la escuché- dijo Bety.
Nadie contestó a Bety. ¿O alguna vez alguien escuchó hablar a una planta? La gente habla con las plantas, pero todo el mundo sabe que ellas no responden.
- Bueno Lucio- dijo abue, va otra vez.

Gregoria, la Tortuga Actriz
Tu mamá, o sea mi hija Carolina, desde muy chiquita, quería ser actriz. Jugaba a disfrazarse cada vez que podía. Usaba mis tacones, sombreros antiguos, largas chalinas de colores, anteojos de sol, etc, etc.
La abuela de Carolina, le había regalado una hermosa caja que contenía: maquillajes, sombras, pinturas labiales, pincelitos para el rostro, collares, aros...Era una caja llena de sorpresas.
Carolina pasaba horas imaginando diversos personajes y escenas. Luego se vestía como uno de ellos y lo representaba frente al espejo.

En cuanto tuvo la edad necesaria, ingresó al Conservatorio de Teatro. Estudió varios años y se recibió de actriz.
Con un grupo de colegas, formaron una compañía y se lanzaron a realizar obras de teatro. Escribían los argumentos, confeccionaban el vestuario, realizaban la escenografía, la carpintería, atendían la boletería....Todo con entusiasmo y alegría.

Un día, escribieron una obra donde necesitaban una tortuga.
- ¿Para que querían una tortuga?- interrumpió Lucio
- La tortuga debía aparecer en escena, solo un instante.
Prepararon todo y solo faltaba conseguir la tortuga para estrenar la obra.
Preguntaron a los amigos, familiares, vecinos… pero nadie disponía en ese momento, de una tortuga. Por lo cual, fueron a un negocio de mascotas y compraron una tortuga pequeña. La bautizaron con el nombre de Gregoria.
Gregoría, tenía un papel muy pequeño, pero preciso. En un determinado momento tenía que cruzar el escenario. Nada más.
El día del estreno y en el instante en que Gregoria debía aparecer en escena, la colocaron en el piso, pero la tortuga no caminaba.
La empujaban… y nada. Parecía muerta.
Esa noche los actores tuvieron que improvisar para salir del apuro.

Al día siguiente, llevaron a Gregoria al consultorio de un veterinario amigo. Jorge, que así se llamaba, escuchó atentamente el relato de sus amigos actores. Rió con ganas y luego explicó que ¡Era invierno!
Las tortugas invernan o hibernan, por lo tanto Gregoria, no iba a despertar hasta bien entrada la primavera.
Los jóvenes actores estaban desesperados, esa noche nuevamente tenían función y no había tiempo para cambiar el texto de la obra, colocando otro animalito, que reemplazara a la tortuga.
Jorge, escuchaba atentamente cual era la dificultad, y ofreció una alternativa: Un instante antes de que Gregoria tuviese que aparecer en escena, alguien, un ayudante por ejemplo, podía sumergirla dentro de una palangana con agua tibia. Eso iba a despertarla durante unos minutos y luego continuaría durmiendo sin ningún problema. Incluso el mismo, podía llegar a hacerlo. Los actores se miraron sorprendidos entre si. Por supuesto, aceptaron encantados.
Esa misma noche se llevó a cabo el procedimiento: “Despertar a la tortuga”.

Con el baño tibio, Gregoria despertaba y cruzaba el escenario a toda velocidad, causando una gran sorpresa entre el público.

Al finalizar la obra, los actores salían a saludar llevando a Gregoria, quién era fuertemente aplaudida.
Fue su momento de mayor gloria.
Pasó a ser una figura importante dentro del elenco y hubo que agregar su nombre en el programa. Además era la única del elenco que tenía un asistente personal, el veterinario Jorge.

Pero luego que terminó la temporada, Gregoria no volvió a las tablas.
- ¿Porque abue?
- Nunca más consiguió un papel y fue entonces, cuando la trajeron a mi jardín- dijo la abue. Hace muchos años que vive aquí, Lucio. Donde siempre la ves.
- En cambio, el veterinario, ahora tiene dos profesiones: cura animalitos, pero también es actor- rió la abue.
Gregoria creció y ya es una tortuga de mayor tamaño, pero alguna reminiscencia le quedó de su época de artista teatral, porque cuando deja de invernar, no camina despacio como cualquier tortuga que se precie. Ella es distinta, corre como si recién saliera de su baño de agua tibia!

lunes, 23 de agosto de 2010

Capítulo 5. En la cocina


¡Ayyy…Pobre Bety!.
A la nochecita la abue vino a ver como andaba todo. Al ver el estado en que se encontraba la plantita, exclamó:
- ¿Pero que pasó aquí? ¿Un terremoto? ¿Que le hicieron a mi plantita?
Bety tenía dos ramas quebradas, una pelada y el resto sin las burbujitas. Estaba muy lastimada.
-Ahh…No- dijo la abue muy enojada. Este lugar no sirve. La voy a llevar a la cocina. ¡¡Pobrecita!!
-Ay mirá, pobrecita, pobrecita… se ve que tiene coronita…- rezongó Doña Azalea.
La abue buscó un lugar muy lindo para Bety. La colocó en la ventana de la cocina.
- Mhh…que buena vista tengo desde aquí- dijo Bety. Pero estoy muerta de hambre, necesito un bichito para recuperar mis fuerzas.
La abue, como si hubiese entendido, fue a ver si podía cazar algún insecto. Salió al jardín y se dirigió a un hormiguero. Trató de agarrar alguna, pero eran unas hormigas muy escurridizas.

Por suerte vió un mosquito, lo siguió y ¡Zas! de un golpe lo cazó. Contenta, se lo llevó a Bety y lo posó arriba de una de las pocas burbujitas, que le quedaba sana. Pero Bety, no lo quiso. Ella solo comía bichitos que le llegaban vivos y este mosquito, que debía ser un manjar, estaba muerto.

Las cosas no funcionaban así.
La abue se dio cuenta, porque leyó las instrucciones y en ellas se aclaraba muy bien que los insectos debía cazarlos la misma planta, por sus propios medios. Mientras tanto, se le podía alimentar con agua en la bandeja. Así que, agua le dejó.

Al día siguiente apareció Lucio:
- Abue como está tu planta?
- Más o menos. La maltrataron mucho y ahora la tengo en reposo.
- La mía está muy linda. Manchita se llama ¿Te acordás?
- Claro que recuerdo. Vamos a hacer una torta. ¿ Me ayudás?
- Uyy si. Dale…¿Me pongo el gorro de cocinero?
- Claro- dijo la abue. ¿Que torta querés que hagamos?
- La de rollitos, abue. Yo te ayudo.
- Bueno. Entonce vamos a copiar la receta para nuestros amigos

TORTA DE LEVADURA CON ROLLOS DE ALMENDRAS O NUECES

Ingredientes
Masa:
400 grs de harina tamizada
75 grs. De manteca
75 grs. De azúcar
1 cucharadita de sal
25 grs. De levadura fresca
2 huevos
Cantidad necesaria de leche tibia

Relleno:
50 grs de manteca
100 grs. de azúcar
1 huevo
150 grs. de almendras o nueces peladas y picadas
2 cucharadas de crema
200 grs. de mermelada de damasco o durazno

Optativo:
2 cucharadas de cacao amargo en polvo

Preparación de la masa
Poner en un bol la harina y sobre esta la manteca cortada en cuadraditos. Agregar el azúcar y la sal. Hacer un hueco en el medio y colocar: la levadura derretida en la leche y mezclada con los huevos batidos.
Unir los ingredientes del centro e ir incorporando la herina. Si es necesario se puede agregar más leche tibia.
La masa debe quedar más bien lisa y blanda. Dejar levar al doble de su volumen.

Preparación del relleno
Mezclar todos los ingredientes del relleno, menos la mermelada.

Armado
Estirar la masa sobre la mesa en forma rectangular. Cortar tiras de 6 cm. De ancho
Untar cada tira con mermelada y luego con relleno. Arrollar y así formar pequeños arrollados todos de tamaño parecido.
Colocarlos en un molde Savarin enmantecado, uno al lado del otro. Deben resultar aprox. Unos 12 arrollados. Colocarlos con la parte abierta hacia arriba. Dejar levar nuevamente y cocinar aprox. Unos 35 minutos en horno mediano.

sábado, 21 de agosto de 2010

Capítulo 4. !Socorro!

Por suerte llegó la mamá y...
-¡Pedrito! ¿Qué estás haciendo con esa planta?- gritó
- Nada mami- dijo escondiendo las manos en los bolsillos.
- Pedrito, las pelo…digo... las burbujitas- expresé en voz bien alta.
- En este patio no se dicen malas palabras- saltó la azalea desde su gran maceta.
-Claro- le contesté, porque no  rompieron ningún pimpollo de su maceta,  Señora.
- Aquí pasan niños todo el tiempo- exclamó el palo de agua. Hay que tener paciencia, Son un poco traviesos, nada más.
- Mejor veo si consigo algo de comer- dijo muy nerviosa Bety
- Si no me equivoco allá veo un pichón de mosquito. Me concentraré y haré que mi aroma lo atraiga hacía mi...
Bety logró que el mosquito se acercara y cuando ya casi se posaba en una de sus ramitas,  escuchó:
- Buuuuaaa!! Buuuuaaa!!
- Un bebé gordinflón se acercaba trastabillando y llorando a grito pelado. Por supesto el mosquito, voló y se fue.
- Ayy mi Dios- dijo Bety. Donde vine a caer. Aquí no hay un minuto de paz.

Un chupete enorme se asomó por arriba de sus burbujitas. Era tan grande casi como el bebé.
El encantador bebito convidaba su chupete a la atribulada Bety. Tanto insitió que todo su néctar quedó pegado a la goma del chupete.
-!!Socorro!!- gritaba Bety. Quiero volver al negocio. Extraño a mi familia...
- Ja..Ja..Ja Que delicadita resultaste- rió burlonamente Doña Azalea.

viernes, 20 de agosto de 2010

Capítulo 3. Los niños me gustan



Manchita fue directamente a casa de Lucio, en cambio yo fui a vivir a la casa de la abue. Allí también vivía el abuelo de Lucio.
Me depositaron sobre el zócalo de una ventana que daba a un patio lleno de plantas.
A mi lado se encontraba un viejo helecho. La abue pensó que ese lugar era bueno para mi, ya que tendría compañía, por eso me dijo:
- Aquí como hay muchas plantas seguro que vas a cazar algún mosquito.
Pensé: - Otra que le habla a las plantas…
El cambio de habitat me angustió y me abrió el apetito, pero por ahora no veía ni siquiera una mosca volando. Intentaría al menos dormir una siesta. ¡Qué ilusa! No sabía nada respecto a esta ventana. El Sr. Helecho me dijo:
- Vos sos nueva- Esperá, en un rato nomás comienza la acción.
- ¿Que acción?-pregunté mientras hacía un ejercicio de relajación.
- ¡Ah! ¿No sabes nada todavía?- Preguntó, Don Helecho.
- ¿Qué debo saber?- pregunté.
- Detrás de esta ventana funciona un consultorio médico- me dijo con su ronca voz.
- ¿Y?... ¿Con eso qué?- pregunté fastidiada
- Ja…ja.. El abue es médico de niños- rió Don Helecho
- A mi me gustan los niños- respondí
No terminé la oración cuando entraron varios niños con sus madres. Entonces escuché la voz del abue a traves de la ventana:
- Adelante el primero
- Ayy… Doctor- se lamentaba una mamá. Le traigo a Pedro. Ya no se que hacer con este chico. Todo el día salta, corre…no para un minuto. ¿No tendrá parásitos, Dr.?
- Vamos a revisarlo- contestó el abue. Acostate en la camilla.
La camilla estaba al lado de la ventana. Pedro dio vuelta la cabeza y me descubrió.
En cuanto el abue lo revisó, pidió salir al patio. Se dirigió directamente a mí y me observaba fijamente.
En sus ojos noté una mirada que no me gustó. Algo le atraía poderosamente de mí. ¡¡Si!! Mis pequeñas burbujas de néctar.
Con sus deditos comenzó a reventar mis burbujitas. Yo estaba desesperada…gritaba cada vez que una burbuja hacía ¡plop!

miércoles, 18 de agosto de 2010

Capítulo 2. Mi vida comienza a cambiar

Yo me sentía a gusto en ese lugar, por eso nunca pensé que alguien me podía comprar. Hasta que un día entró al negocio una señora, con un niño de unos 6 años, lleno de rulos.
Mientras la señora hablaba con el vendedor, Lucio, que así se llamaba este niño, se acercó a nuestro sector y empezó a pasarnos la mano por encima.
- Abue ¿Me comprás una?- preguntó
- Nene- las plantas no se tocan- dijo el vendedor. Les hace daño, porque tienen una burbuja de dulce, para atrapar insectos, que es muy delicada.
- ¿Como es eso?- preguntó la abuela de Lucio
- Estas plantas, producen un néctar muy dulce que atrae a los insectos por el aroma y cuando se posan en ellas quedan pegadas y ya no pueden salir- explicó amablemente el vendedor.
- ¿Y entonces  la comen?- preguntó Lucio
- No. La planta va absorbiendo los líquidos del insecto y deja como una cascarita.
- Uyyy…que interesante- exclamó la abue. ¿Y cuanto tarda en hacer eso?
- Unos cuantos días, depende del tamaño del insecto.
- Abue… ¿Me comprás una?- insistió Lucio
- ¿Pero, vos la vas a cuidar?- dudó la abue
- Si, si si…yo la cuido.
- Mirá que necesita cuidados especiales- apuntó el vendedor. Les voy a dar un papel con las instrucciones.
Y en ese momento fue que la abue pensó: ¿Porqué no compraban dos plantitas? Una para Lucio y otra para ella. Se había entusiasmado igual que su nieto.
La abue me eligió a mi y dijo:
- A mi me gusta esa coloradita. Y me tomó entre sus manos haciendo girar la maceta para observarme.
Salieron del negocio con nosotras dos. Cada una en su bolsita de papel con un instructivo y una bandeja pequeña para que nos colocaran en ella, con un poquito de agua.

Mi hermana se llamaría Manchita y yo Bety
Esta es tia Dionaea. !!!Miren sus espinas!!! No es bueno hacerla enojar...

Mi tio Cephalotus



Y por último les presento a la gran jefa de mi familia, se llama:
Sarracenia Púrpura. Su apetito es voraz!!! !Miren la boca que tiene!

                                        
                                          SOY BETY, LA DROSERA EN MI BANDEJITA

martes, 17 de agosto de 2010

Capítulo 1. Me llamo Bety y soy una planta carnívora.

Hola amigos,
Me voy a presentar. Me llamo Bety y soy una planta carnívora. Pero no se asusten por favor, soy inofensiva. Solo como bichitos muy pequeños. ¡¡Me encantan!! Mi menú es muy variado. En el desayuno, puedo llegar a comer alguna hormiguita, para el almuerzo 2 arañitas, la merienda puede ser liviana e incluso la puedo saltear, pues debo reservarme para la cena. Ahí si que me despacho bien, me como dos o tres mosquitos o cualquier insecto que vuele. ¡No les cuento lo que me gustan las polillas! ¡¡¡Son un manjar!!! En verano las polillas están un tanto delgadas. ¡También, con tanta naftalina que utilizan! Imaginen… así, no pueden engordar.

Ella es mi hermana menor. Se llama Manchita y es de color verde. En cambio yo soy roja. (los conocidos me dicen Bety, la colorada)



Les voy a contar mi historia. Yo vivía tranquila en la vidriera de un gran negocio de plantas. Soy pequeña y quepo muy bien en una maceta chiquita. Mi hermanita también.
Nadie me molestaba, estaba siempre acompañada de hermanas y hermanos, primas, tías y tios… Eramos una familia muy numerosa. Estábamos ordenadas en grupos. Las que comíamos insectos pequeños, en una cubeta grande que daba a la vidriera. Después venían los primos, de mayor tamaño y por último los tíos. Estos si que eran grandes, tan grandes que cada uno vivía en su propia maceta; Los tíos comían cucarachas, cascarudos, gusanos, todo les venía bien.